miércoles, 20 de mayo de 2009

ESMOG ¿proceso perjudicial o beneficio para la humanidad?

El esmog es un problema en una gran cantidad de ciudades y continúa dañando la salud humana. El dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno y el monóxido de carbono son especialmente dañinos para personas en edad avanzada, niños y personas con problemas cardiacos o pulmonares como enfisema, bronquitis y asma. Puede inflamar las vías respiratorias, disminuyendo la capacidad de trabajo de los pulmones. Causa falta de aliento y dolor cuando se inhala fuertemente, así como tos y silbidos de las vías respiratorias. También causa irritaciones en los ojos y en la nariz; y seca las membranas protectoras de mucosa de la nariz y la garganta, interfiriendo con la habilidad del cuerpo para luchar contra las enfermedades; y por lo tanto, incrementando la susceptibilidad a las enfermedades.
Una reciente investigación efectuada en EEUU vuelve a confirmar la estrecha relación que existe entre polución ambiental e infartos al miocardio. No por nada las ciudades más contaminadas exhiben altas tasas de ataques al corazón. Santiago, por cierto, no se escapa. La Nación 13 de agosto de 2007.
Carmen Eugenia Bravo
No son los primeros que lo dicen. Y eso tal vez es lo más preocupante. La contaminación atmosférica está estrechamente ligada a la ocurrencia de infartos al corazón. Así lo revela una investigación de la Universidad de California publicada en la revista “Genome Biology”, que concluye que las personas que han estado durante tiempo prolongado expuestos al esmog corren más riesgos de sufrir infartos.
Un tema no menor para quienes viven en Santiago y otras varias ciudades del país afectadas por la polución. Bien lo sabe Pablo Castro, cardiólogo del departamento de enfermedades cardiovasculares de la Universidad Católica, para quien los resultados de la reciente investigación no pasaron inadvertidos. “El estudio de la Universidad de California demuestra que en ratones con colesterol alto, que fueron expuestos a material particulado fino, aumentaría la oxidación, lo que podría regular las manifestaciones de diversos genes involucrados en la ateroesclerosis (endurecimiento de arterias) y el daño vascular. Algo que está estrechamente asociado con el infarto al miocardio”, dice el especialista.
El experto indica que -en las últimas décadas- ha habido particular interés en evaluar el efecto de la contaminación en la salud de las personas. Los primeros estudios estuvieron enfocados a investigar su efecto sobre el sistema respiratorio. En los últimos años, sin embargo, se ha evaluado, además, su interacción con la salud cardiovascular.
¿Cómo el esmog afecta al corazón? Castro dice que se ha propuesto, tanto en modelos in vitro como experimentales en humanos, que la contaminación ambiental afectaría la salud cardiovascular principalmente por un mecanismo en el cual la inhalación de material particulado elevaría la viscosidad de la sangre, así como otros cambios químicos “que aumentarían las propiedades adhesivas de las células sanguíneas, incrementando el riesgo de la formación de trombos (coágulos) y de esta manera la posibilidad de un infarto”.
CIUDADES QUE ENFERMAN
Por eso decir que las ciudades contaminadas enferman a sus habitantes no es una exageración. “Existen estudios que así lo han comprobado. En Canadá, por ejemplo, se demostró que el exponer a material particulado fino (incluso con una menor tasa de exposición a la que habitualmente estamos acostumbrados) se lograba inducir ateroesclerosis aórtica y coronaria en conejos. En Brasil, específicamente en Sao Paulo, se comprobó que en los días de mayor contaminación ambiental aumentaban las consultas y hospitalizaciones por infarto al miocardio y angina de pecho”.
Chile -que cuenta con una de las ciudades más contaminadas de la región- no escapa a este fenómeno. De hecho, en nuestro país también se ha explorado el efecto que el esmog causa en la salud vascular. “Existe un reporte de 1989 que demostró que existe mayor muerte cardiovascular según las concentraciones de material particulado. Sin embargo, es difícil poder precisar con certeza si puede atribuirse un infarto a la contaminación ambiental. Yo diría que constituye un factor de riesgo adicional”, dice el cardiólogo. ¿Qué hacer? Cambiar de ciudad es una alternativa.
Pero Castro sostiene que no sólo la contaminación ambiental provoca estos efectos dañinos. También la contaminación intradomiciliaria, que “aumenta la activación de las plaquetas (mecanismo que se encuentra íntimamente relacionado con el infarto al miocardio y el endurecimiento de las arterias) para aquellas personas que son fumadoras pasivas. “En mi opinión junto con evitar malos estilos de vida (sedentarismo, comida chatarra, tabaquismo, etc.) hay que erradicar la contaminación intradomiciliaria, la cuál podemos manejar directamente”. A diferencia, por cierto, del esmog que -sin pedirlo- nos regala a diario Santiago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario